A Eva.
No sé si llamar fe a lo que tienes tú con las palabras.
Diría más bien que amas lo que no nos han dejado decir;
ese tesoro que ahora buscas
llorando de dicha a ojos llenos.
Tú, llorona, que me limpias la vida.
Haría un inventario con nuestros hallazgos:
Pensar juntas en crudo, sin frituras ni condimentos.
Imaginar precioso y hacer fuerza para que suceda
mientras lanzamos huesos de aceituna por la boca.
Poner tantas bombas en nuestras vidas
y contemplar juntas la detonación
fascinadas por el espectáculo.
Contarnos después los miles de fragmentos ocurridos
los colores y texturas, cada roce,
las heridas.
Manosear lo precario
hasta ablandar su nombre, dices.
Reír lo viejo
bailar los márgenes
acariciar lo inservible
acoger lo despreciado con tanto amor.
Y llueven tus ojos mientras nos convocas
al fuego de la letra, al doble salto.
A esa vida que, llorando, creas.
❤
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